11 consejos para enseñar amabilidad a los niños
Contenido rápido
¿Qué es la amabilidad para los niños?
La amabilidad es una de las habilidades socioemocionales más poderosas y útiles que poseemos. Está arraigado en nosotros el deseo de convivir en armonía en grupos (por nuestra seguridad y sensación de conexión), por lo que instintivamente queremos ser amables. Nuestro cerebro nos recompensa liberando sustancias químicas que nos hacen sentir bien cuando somos amables; ¡por algo se llama el "subidón de los ayudantes"!2 Esto nos motiva a seguir repitiendo ciertos comportamientos: nos sentimos bien después de ayudar a otras personas o demostrar amabilidad, así que volvemos a actuar amablemente en el futuro porque queremos volver a experimentar esa sensación.
Nuestro cerebro vela por nuestros intereses y lo hace porque la amabilidad y la compasión nos ayudan a establecer y mantener relaciones sólidas. Esencialmente, consolidamos nuestro lugar en un grupo social siendo amables, lo que nos mantiene protegidos, ya que la gente cuidará de nosotros, y permanecemos socialmente conectados.3
Áreas de enseñanza de la amabilidad para niñosLa amabilidad para niños puede centrarse en tres áreas:4
Pensamientos amables: Están relacionados con la forma en que alguien comprende cómo sus comportamientos o su amabilidad pueden afectar a otras personas (y a sí mismo). También es cómo piensan o consideran a los demás (juicio, discriminación, compasión y empatía).
Emociones amables: Los sentimientos amables incluyen la simpatía, el respeto, la culpa cuando han hecho algo mal o sentirse orgullosos cuando han actuado con amabilidad.
Comportamientos amables: Son las acciones reales o el seguimiento de pensamientos y emociones. ¿Puede un niño tomar esta información y realizar acciones amables en el mundo? Por ejemplo, cooperar, escuchar, compartir, ser inclusivo, etc.
El problema con los niños y la amabilidad es que, por su desarrollo, a veces pueden ser un poco egoístas. Cualquiera que tenga un hijo pequeño habrá pasado por la fase del "yo, mío, ahora", que es exactamente lo que parece (todo gira en torno a mí, todo es mío y lo quiero ahora). Los niños también entienden la amabilidad de forma distinta a los adultos. 5 Puede que piensen en las consecuencias más que en las intenciones, o que no comprendan del todo el resultado de su comportamiento: "Si cojo el juguete, mi hermano se pondrá triste".
Desde el punto de vista del desarrollo, nuestros hijos se encuentran en la infancia media antes de que puedan conceptualizar realmente la empatía o ponerse en el lugar de otra persona y considerar cómo se siente por algo.6 Siguiendo con el ejemplo anterior, "yo me sentiría triste si alguien me quitara mi juguete, así que sé que mi hermano se sentirá triste si yo le quito su juguete". Así pues, aunque deseemos ser amables por naturaleza, debemos enseñar a nuestros hijos a serlo de forma activa e intencionada.
Por qué es importante ser amable
Enseñar a nuestros hijos a ser amables es fundamental para su salud y bienestar. Ser amable tiene varios beneficios directos. Como he mencionado antes, ayuda a "engrasar las ruedas" o, en esencia, facilita las interacciones sociales y, como resultado, las relaciones tienden a ser más fuertes. La gente quiere estar cerca de otros que se preocupan por ellos o que tienen una relación recíproca (si les ayudo, ellos me ayudarán después).3 Ser amable mejora la conexión y la aceptación entre iguales.
La amabilidad también está asociada a la autoestima. Los niños que son amables y hacen buenas acciones por el mero hecho de hacerlas se sienten bien consigo mismos.1 Los actos de amabilidad mejoran nuestra sensación de bienestar e interconexión con otras personas y pueden darnos un sentido de propósito. Como resultado, las personas amables tienden a aceptarse más a sí mismas, a ser más conscientes y a establecer relaciones positivas con los demás.7 Las agradables hormonas y sustancias químicas que libera el cerebro (recordemos el "subidón del ayudante") pueden ayudarnos a combatir enfermedades cardiacas, reducir los niveles de estrés, ayudarnos a afrontar el dolor y, en general, hacernos sentir tranquilos y felices.2
11 consejos para enseñar amabilidad a los niños
Aunque nuestros pequeños están hechos para ser empáticos y tener en cuenta las necesidades de los demás, sigue siendo vital que les enseñemos amabilidad y les demos a nuestros hijos formas de aprender a practicarla. Algunos consejos y actividades específicos para niños que les enseñan a ser amables en su vida cotidiana son:
1. Modelar la amabilidadSu hijo debe verle "caminar por el camino". ¿Te ven ser amable con otras personas de tu comunidad? ¿En su familia? Si quieres que tu hijo aprenda a ser amable, no existe una "varita mágica". Pero verle a usted ser una persona compasiva y empática les ayudará a ver la importancia de la bondad y les dará un modelo para mostrarles cómo se hace.
2. Recibir am abilidadCuando usted modela la amabilidad, debe ser amable con su hijo. Si ellos reciben amabilidad, les causa una gran impresión. Saben lo que se siente al recibir un acto amable, y cuando vemos o experimentamos la amabilidad, las investigaciones nos dicen que es muy probable que nosotros también seamos amables... la amabilidad es contagiosa.8
3. Recuerda que el lenguaje es importanteEs esencial que tengas en cuenta el lenguaje que utilizas y el que enseñas a tus hijos. ¿Tú, u otras personas de tu entorno, cuentan chistes un poco "fuera de lugar" o juegan con estereotipos peligrosos? ¿Utilizas accidentalmente un lenguaje hiriente o refranes basados en la discriminación o la jerga que podrían molestar a determinados grupos? ¿Utilizas tus modales y dices "por favor" y "gracias"? La amabilidad no sólo tiene que ver con nuestras acciones, sino también con las palabras que utilizamos.
4. LeeLas actividades de bondad para niños en edad preescolar pueden incluir cosas como la lectura de libros que les ayuden a conocer la vida y las experiencias de otras personas. Los niños de cualquier edad disfrutarán con la lectura, pero los un poco más mayores empezarán a conocer o asimilar el mensaje que subyace en la historia. ¿Puedes leerles sobre distintas fiestas que se celebran en todo el mundo, o quizá historias en las que niños que experimentan diferencias (físicas, emocionales o de desarrollo) amplían su comprensión de las perspectivas de otras personas? La lectura es una forma estupenda de exponerles a historias y vidas diferentes, lo que puede ser un pilar fundamental de la empatía.
5. Jugar a disfrazarseCuando los niños juegan a disfrazarse, se ponen un nuevo personaje y fingen. Aunque parezca un juego divertido o imaginativo, influye mucho en el desarrollo de la empatía. Los niños practican el ponerse en el lugar de otra persona y considerar otras visiones del mundo al asumir o fingir ser un personaje. Además, si puedes ofrecerles algunos disfraces relacionados con profesiones o roles empáticos (enfermeras, veterinarios, profesores, etc.), pueden probar trabajos o actividades dirigidas explícitamente a ser amables y cuidar de los demás.9
Puedes enseñar a tu hijo a ser amable ayudándole a entender las emociones nombrándolas cuando las veas (por ejemplo, "Oh, veo que estás muy triste") y nombrando tus propios sentimientos (por ejemplo, "Ahora mismo me siento un poco frustrado"). También puedes enseñarles a distinguir los sentimientos grandes de los pequeños (irritado de enfadado) y jugar a emparejar o adivinar sentimientos para ayudarles a conocer las distintas emociones. Si conocen la palabra o el sentimiento, sintonizarán mejor con sus propias experiencias emocionales y las de los demás (lo que constituye la base de la empatía).
7. Enséñeles empatíaSintonice con ellos y sus necesidades. Cuando das una respuesta amable a tu hijo, estás demostrando empatía. También es importante mostrarles cómo empatizas con los demás. Puedes compartir tus pensamientos o incluso ser estratégico a la hora de narrar algo que estás viendo. "Dios mío, el globo de esa niña se ha quedado atrapado en la brisa y se ha volado. Seguro que ahora está muy triste".
8. Utiliza estrategias de regulación emocionalEs difícil ser amable con la gente cuando estás luchando con tus propias emociones, como la tristeza, la ira, los celos, etc. Por eso debemos enseñar a nuestros hijos a ser amables enseñándoles a gestionar sus emociones de forma segura y adecuada. Así que debemos enseñar a nuestros hijos a ser amables enseñándoles a gestionar de forma segura y adecuada sus grandes emociones. Esto significa utilizar estrategias de regulación emocional como la atención plena, la meditación y la escritura de un diario.
9. Amplía su círculo de interésHaz que tu hijo piense en los demás. Puedes leerle cuentos como los que he mencionado antes para que piense en cómo viven otras personas. Ofrecer tu tiempo como voluntario para trabajar con grupos de personas con diferentes circunstancias vitales o capacidades puede exponer a tu hijo a otras vidas. También podrías celebrar o aprender sobre fiestas, religiones y acontecimientos históricos para hacerles considerar las experiencias de otras personas fuera de su círculo inmediato.
10. Fomenten hábitos amablesPractiquen la amabilidad en sus vidas y conviertan estos hábitos en tradiciones. Tal vez cada vez que a tu hijo le quede pequeña la ropa, o cuando cambie la estación, puedes empaquetar su ropa vieja y donarla. Tal vez cada Navidad prepares un paquete o regalo para un niño de su edad que puedan donar a un refugio local. Tal vez puedas enviar sus toallas viejas a un refugio de animales local. No hace falta que gastes mucho dinero; puedes donar cosas viejas o en desuso o tu tiempo y esfuerzo. Pero involucra a tu hijo en estos actos para enseñarle bondad con regularidad.
11. ElogiaNo me refiero a elogiar en el sentido habitual que probablemente pienses. Está bien decir: "Buen trabajo, fuiste muy amable con tu primo cuando compartiste tu juguete", pero cuando hacemos esto, creamos una dependencia en otras personas para que nuestros hijos se sientan bien consigo mismos. O dependen de este elogio o lo esperan cuando han sido amables. Esto socava en gran medida toda la premisa de ser amable (hacer algo porque sí, no por la recompensa). En su lugar, pregúntales cómo se sienten después de un acto amable. "¿Cómo te sientes después de donar todos tus juguetes viejos? ¿Cómo crees que se sentirán los niños que los reciban?". Así les haces pensar en sus actos y en las consecuencias, y les elogias, lo que les ayuda a sentirse seguros y bastante bien consigo mismos.
Aunque la amabilidad es algo arraigado en nuestros hijos, es esencial que la fomentemos activamente. Enseñarles a ser amables no sólo ayudará a tu hijo a sentirse bien por ayudar y hacer un cambio positivo en la comunidad o en las personas de su vida, sino que también se sentirá bien consigo mismo. ¿Recuerdas cuando dije por primera vez que los padres generalmente quieren dos cosas para sus hijos? ¿Que sean felices y que hayan criado a un "buen" ser humano? Ayudar a tu hijo a ser amable cumplirá estos dos deseos y le ayudará a experimentar un bienestar positivo, a relacionarse y a ser feliz en general. Todos salimos ganando.