¿Mi hijo se está portando mal o es un comportamiento propio de su edad?
Ser padre es duro, pero ser hijo lo es aún más. Los niños tienen que aprender a ser, a crecer y a desenvolverse en el mundo, y lo hacen a base de ensayo y error. Cometen errores y se comportan mal. Pero antes de atribuir el mal comportamiento de tu hijo a la maldad o al mal temperamento, detente, da un paso atrás y date cuenta de que el comportamiento de tu hijo puede ser apropiado para su edad.
"Los niños pequeños y los preescolares no se comportan de forma maliciosa, sino que intentan satisfacer sus necesidades, ya sea atención o acostarse más tarde", dice Alyson Schafer, autora de Honey, I Wrecked the Kids (Cariño, he destrozado a los niños).
Estos son los comportamientos infantiles más frustrantes y cómo puedes ponerles freno.
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Cómo mantener la calma cuando su hijo se porta mal constantemente
Cuando le pides a tu hijo que deje el iPad y se meta en la bañera, puede parecer que está fingiendo que no te ha oído. "Como padres, a menudo llegamos a la conclusión de que nuestros hijos no nos escuchan intencionadamente. Pero a menudo, simplemente están distraídos o divirtiéndose demasiado como para prestarnos atención", explica Shefali Tsabary, doctora en Filosofía y autora de The Awakened Family (La familia despierta).
Ayude a su hijo a ver las ventajas de escuchar. Empieza por mostrarle que comprendes su punto de vista. Por ejemplo: "Veo que estás construyendo una torre de bloques. No es fácil dejar de jugar. El problema es que tenemos que darnos un baño antes de acostarnos". Luego, vuelve a poner el poder en sus manos. "Durante todo el día, a los niños se les dice lo que tienen que hacer, y eso no le gusta a nadie", dice Joanna Faber, educadora de padres y coautora de How to Talk So Little Kids Will Listen. Prueba a darle a elegir: "¿Quieres saltar como un conejito o deslizarte como una serpiente de camino al baño?".
Si sigue ignorándole, puede ser una señal de que su hijo necesita una oportunidad para sentir que tiene el control. Busca más formas de darle la palabra en otras cosas durante el día, ya sea dejándole elegir su ropa o escoger entre dos actividades diferentes.
19 maneras de prepararse para el #Toddlerpocalypse Acting WildLos niños pequeños tienen energía para quemar, pero carecen de la capacidad de inhibir su cuerpo, dice Lise Eliot, Ph.D., profesor asociado de neurociencia en la Universidad Rosalind Franklin de Medicina y Ciencia, en el norte de Chicago, Illinois. Cuanto más cansado o sobreestimulado esté un niño, más difícil le resultará controlar sus actos.
Dado que el alboroto es normal en el desarrollo, dé a su hijo libertad para correr, ya sea al aire libre o en una habitación habilitada para ello. Deja tiempo suficiente para la actividad física y, si estás fuera de casa, improvisa: "Trata de darle a tu hijo una tarea, como recoger manzanas o cargar artículos en la caja", sugiere Faber.
Cómo inquietarseAunque es agradable salir a cenar en familia, llevar a los niños pequeños a un restaurante no suele ser precisamente una experiencia gastronómica relajante. "Tienen un periodo de atención muy corto y, cuando se sobrepasa, no pueden estarse quietos ni esperar pacientemente", dice el Dr. Tsabary.
Lleve libros para colorear o pequeños juguetes para mantenerlos ocupados y haga que su comida salga cuando lo haga la suya, no antes, o se quedarán esperando a que usted termine de comer", sugiere el Dr. Tsabary. Pide la cuenta en cuanto llegue la comida para poder salir rápidamente, o en cuanto tu hijo se ponga inquieto. Y si estás con la familia o los amigos y no puedes salir corriendo, no pasa nada si les entregas la tableta o el smartphone, por supuesto después de que tu hijo haya terminado de comer.
Talking BackCuando tu hijo entre en preescolar, es posible que adopte una actitud insolente con sus compañeros. Un día, cuando le digas que es hora de guardar los juguetes y venir a cenar, puede que se ponga las manos en la cadera y te diga: "¡Eres tonto!" ¿En serio?
No se lo tome como algo personal. "Puede que su hijo esté enfadado con usted, pero sólo está copiando lo que ha oído decir a otro niño", explica la doctora Laura Markham, autora de Peaceful Parent, Happy Kids. Aunque debes recordarle que "en nuestra familia no insultamos a la gente, porque hiere sus sentimientos", también debes ayudarle a descifrar lo que siente. Diles algo como: "Veo que estás enfadado. Te gustaría poder seguir divirtiéndote". Más tarde, cuando se hayan calmado, sugiéreles formas más agradables de hacerte saber cómo se sienten.
BerrinchesAunque pueda parecer que su hijo está siendo dramático, lo cierto es que no puede evitar sus grandes emociones: "Los niños de esta edad no pueden eliminar los sentimientos de frustración como la mayoría de los adultos y no siempre tienen el vocabulario para expresarlos", dice el Dr. Eliot. A menudo, esto conduce a un círculo vicioso: Tu hijo tiene una rabieta, tú respondes con enfado y él se enfada aún más.
El objetivo es ser menos reactivo y más comprensivo: "Dale a tu hijo el espacio que necesita para tener su crisis, aunque eso signifique llevarlo a otra habitación", dice el Dr. Eliot. Llorar es terapéutico y libera hormonas del estrés. Procura no ceder nunca a sus exigencias cuando tengan un arrebato, o aprenderán que montar un berrinche es una estrategia eficaz para conseguir lo que quieren. Pero mantente compasivo y comprensivo, y asegúrales que estás ahí cuando necesiten un abrazo.
Ser agresivoVer a su hijo empujar o incluso golpear a otro niño puede ser realmente desgarrador. Por supuesto, es vergonzoso, pero una pequeña parte de ti no puede evitar preguntarse si es señal de algún tipo de problema emocional más profundo. No te preocupes: la mayoría de los niños aprenden a no ser agresivos físicamente cuando empiezan la guardería. Mientras tanto, puedes modelar un comportamiento amable con mascotas y muñecos para demostrarles cómo se debe tratar a los demás.
También puedes sugerirle algunas formas aceptables de expresar su frustración. Si no están contentos por tener que compartir en una cita de juegos, enséñales que no pasa nada por decir "no quiero jugar contigo" y marcharse. Y hazles saber que siempre pueden acudir a ti en busca de ayuda.