Cómo hablar con su hijo con discapacidad cognitiva sobre la pubertad
Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a navegar por las conversaciones que mantendrás a medida que su cuerpo vaya cambiando.
Inicie la conversación lo antes posible
Aunque a veces las conversaciones sobre la pubertad pueden parecer abrumadoras, debe asegurarse de tenerlas lo antes posible. No espere a que su hijo esté en plena adolescencia hormonal y de cambios corporales para empezar a tener conversaciones sobre la pubertad.
Los niños con discapacidad intelectual necesitarán más información de la que puede proporcionarles el vídeo sobre salud del colegio. Por eso, reserva ahora un tiempo para hablar. No querrás que sus compañeros sean su principal fuente de información. Elige un lugar tranquilo, sin distracciones, y empieza despacio.
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Una forma de iniciar la conversación es preguntarle qué sabe ya su hijo. Esta información será un buen punto de partida para la conversación. Por ejemplo, es posible que su hijo ya tenga nociones de anatomía y reproducción de las clases de salud o ciencias. Por lo tanto, puede utilizar estos conocimientos y partir de ahí. No hace falta empezar de cero.
Desglósalo
Como cualquier otra cosa que enseñes a tus hijos, desglósalo para ellos. En otras palabras, no intentes decirles todo lo que hay que saber sobre la pubertad y la sexualidad de una sola vez.
Por ejemplo, cuando hables de la menstruación, empieza explicando qué es una compresa y para qué sirve. Enséñales cómo se utiliza y cómo debe desecharse. Después, habla de los dolores y del síndrome premenstrual. Preséntalo todo de forma clara y concreta y no intentes dar demasiada información de golpe.
También es útil repasar las cinco etapas de la pubertad. Estas cinco etapas incluyen cambios en la estatura, la voz, el estado de la piel y el humor. Haga hincapié en que no todo ocurre a la vez, sino que estos cambios se producen a lo largo de un periodo de casi diez años.
Además, es posible que tenga que acudir varias veces durante ese periodo de tiempo. No es raro que los niños discapacitados se inquieten cada vez que notan un cambio en su cuerpo. Tranquilízales diciéndoles que todo el mundo pasa por lo mismo que ellos.
Utiliza los términos adecuados
Desde el principio, asegúrate de que utilizas la terminología científica para referirte a las partes y funciones del cuerpo. No evite utilizar los términos correctos.
Por ejemplo, algunos niños tienen vulva, labios externos, labios internos, clítoris, uretra y vagina. Otros tienen testículos, escroto (o bolsa escrotal), pene, glande y uretra. Su hijo puede ser intersexual y tener una combinación diferente de características.
No es raro que los adultos sientan cierta vergüenza al utilizar estos términos con sus hijos, pero es muy importante que los jóvenes comprendan lo que representan si pueden. Conocerlos puede facilitarles mucho la identificación de problemas de salud más adelante.
Además, utilizar términos adecuados puede evitar confusiones a tu hijo. Piensa en lo confuso que puede ser decirle a un niño que un bebé está creciendo en la barriga de alguien en comparación con decirle que un bebé está creciendo en el útero de sus padres. Si utiliza el término barriga, puede confundirse y pensar que los padres se han comido al bebé. O podrían preguntarse cómo ha llegado el bebé a la barriga de alguien.
No dejes que tu incomodidad con el tema te impida ser transparente con tu hijo. Sea sincero y abierto en su comunicación y no oculte cosas.
Insiste en que es normal
Cuando el cuerpo de un niño cambia rápidamente, por ejemplo, le crece pelo en lugares donde antes no había, puede asustarle y confundirle. Por eso, es muy importante que le recalques que los cambios que está experimentando son completamente normales y que todo el mundo pasa por ellos. También puede hablar sobre el hecho de que los cuerpos de la mayoría de las personas cambian de la forma adecuada para cada persona. También es un buen momento para hablar del género y de la disforia de género.
Algunas personas crecen mucho, mientras que otras siguen siendo más bajas. A otros les crece mucho el pelo, mientras que a otros les crece menos. Señalar las diferencias les reconfortará sabiendo que no tienen por qué ser exactamente como los demás. También demuestra que no hay nada raro en lo que están experimentando.
Encuentra momentos para enseñar
Utiliza ejemplos de la vida cotidiana para hablar del tema de la pubertad y la sexualidad. Por ejemplo, puedes hablar del embarazo de tu hermana o de la boda de un primo para explicar por qué las personas pasan por la pubertad.
Los ejemplos de la vida real les ayudan a entender lo que están viviendo y lo que eso significa para cuando sean adultos.
También puedes leer libros sobre la pubertad, el cuidado del cuerpo y la reproducción. Y no olvides hablarles de la importancia de una buena higiene, como ducharse regularmente, usar desodorante y lavarse la cara. Estas importantes habilidades para la vida también se relacionan con las charlas sobre la pubertad y los cambios corporales.
Infórmese sobre las normas del centro
Si su hija tiene la posibilidad de menstruar, asegúrese de saber cómo va a tratar el centro su menstruación. Por ejemplo, muchas escuelas no les ayudarán a cambiarse las compresas ni a entrar en el baño con ellas. Por lo tanto, tendrás que tener un plan para tu hija, sobre todo si no puede cambiarse de compresa sola.
Hable con los profesores y ayudantes de su hijo sobre cómo gestionan normalmente estas situaciones y elaboren juntos un plan con el que todos se sientan cómodos, incluido su hijo.
Defiéndase contra los abusos
Los niños con discapacidad suelen ser vistos por los agresores como blanco fácil de los abusos y, posteriormente, se aprovechan de ellos. De hecho, de todos los tipos de abusos que sufren los niños con discapacidad, los abusos sexuales representan un porcentaje significativo.
Las investigaciones demuestran que los niños con discapacidad intelectual tienen 4,6 veces más probabilidades de sufrir abusos sexuales que sus compañeros. Es más, tienen menos probabilidades de denunciarlo o de que su trauma se tome en serio. Otro estudio demostró que sus iguales son los autores más probables de agresiones sexuales contra personas con discapacidad intelectual; el 99% de los agresores será alguien que la víctima conozca y que esté relacionado con ella o le ayude en tareas de cuidado.
Los padres que se comunican abiertamente con sus hijos pueden ayudarles a mantenerse a salvo. La clave es insistir en que sus cuerpos les pertenecen y estar atentos a las señales de abuso.
Una forma de ilustrar este punto es explicarles la autonomía corporal, que siempre tienen la opción de compartir afecto con otra persona. Por eso, recuérdales que siempre pueden decir que no si no quieren abrazar o dar un beso de despedida a alguien, incluso a la abuela.
También es importante señalar, utilizando términos apropiados, qué partes del cuerpo son especialmente privadas y recalcar que no está permitido tocar esas partes de su cuerpo sin su permiso explícito. Puedes hacerles saber que las partes privadas del cuerpo suelen estar cubiertas por ropa interior, sujetadores o bañadores.
También es buena idea hacer una lista de adultos de confianza a los que puedan acudir si alguien les toca esas partes del cuerpo o hace algo que les haga sentir incómodos. Haz hincapié en que nadie se enfadará con tu hijo por decir la verdad.
Esté disponible para preguntas de seguimiento
Después de la conversación, es posible que su hijo tenga más preguntas, preocupaciones o simplemente quiera una explicación más detallada. Al final de la conversación, insista en que siempre está disponible para hablar más.
Haga hincapié en que ninguna pregunta está fuera de lugar. En otras palabras, asegúrate de que sepan que pueden acudir a ti con cualquier cosa, que nada te avergonzará. Además, hágales saber que si usted no conoce inmediatamente la respuesta, la encontrarán juntos. La clave es mantener abiertas las líneas de comunicación y hacerles saber que les querrás independientemente de lo que planteen. Ninguna pregunta está fuera de lugar.
Repita las veces que haga falta con paciencia
Tenga en cuenta que es posible que muchas de las cosas que hable con su hijo la primera vez no se le queden grabadas. Por eso, es importante mantener conversaciones sobre la pubertad y la sexualidad con regularidad. De hecho, cada vez que observen un pequeño cambio en su cuerpo, puede que tengas que empezar desde el principio y volver a tener la conversación sobre la pubertad.
Recuerde que debe ser paciente durante todo el proceso. Su hijo puede tardar en comprender lo que está ocurriendo. Además, dependiendo de su discapacidad, también puede tardar en aceptar los cambios que se están produciendo. La clave es estar presente y abierto a hablar con él tantas veces como quiera.
Comprender la sexualidad y crear conciencia corporal es muy importante para los adolescentes y adultos jóvenes con discapacidades cognitivas. Por ello, cuando se trata de la pubertad y de lo que le ocurre al cuerpo, los padres deben esforzarse por ser la principal fuente de información de sus hijos.
Con honestidad y paciencia, acabarán aceptando los cambios que se están produciendo en su cuerpo.