Juegos educativos para niños
Los juegos educativos para los niños son una herramienta esencial en su desarrollo. Te contamos a continuación cuatro de las razones principales por las que aprender jugando influye en el crecimiento de los pequeños de la casa.
El juego motiva
Juegos educativos para los niños: juegos con pelotas
Juegos educativos para niños: juegos con pelotas
Para poder aprender es necesaria la motivación. El juego aporta sentido de la autonomía, competencia y relación, fundamentos clave para que se desarrolle esa motivación que los niños necesitan para que el aprendizaje tenga éxito. El juego proporciona un clima especial que fomenta el aprendizaje. Al margen de la escuela, motiva a los niños para explorar y experimentar en casa, en la calle, en el parque…
El juego es un mecanismo natural que despierta la curiosidad y que permite a los niños adquirir capacidades imprescindibles durante toda la vida para poder desenvolverse mejor en el mundo que les rodea. Los mecanismos cerebrales innatos de los peques, les permiten que, desde los primeros meses de edad, sean capaces de aprender jugando. Les gusta jugar porque al hacerlo se libera dopamina, que hace que la incertidumbre asociada al juego, les motive, constituyendo una auténtica recompensa cerebral.
El juego capta la atención del niño y su cerebro se motiva a través de las continuas predicciones que va haciendo. En este sentido, la elección en el juego es importante porque ha de suministrar los retos adecuados que permitan, a través de un feedback continuo, ir superando etapas y así manteniendo el interés o motivación para la tarea que se está realizando en cada momento.
El juego emociona
El juego proporciona componentes emocionales de desafío e interacción personal. Los procesos afectivos y emocionales son los que controlan nuestros valores, motivaciones, actitudes, sentimientos… e implican el desarrollo de determinadas habilidades como la gestión de las emociones, la capacidad para hacer frente a los desafíos, estar abierto a nuevas experiencias… Estos componentes emocionales de desafío e interacción personal sólo están presentes en el juego como método de aprendizaje, lo que permite trabajar estas habilidades a un nivel superior.
Los juegos educativos para los niños proporcionan un ambiente seguro para fracasar
A través del juego, los niños tienen la libertad de tomar decisiones que pueden conducirles al fracaso y ofrecer oportunidades de instrucción. El juego es una gran herramienta que, a diferencia de otras formas de aprendizaje, ofrecen la oportunidad de practicar haciendo y, por lo tanto, de aprender experimentando. Los juegos proporcionan un excelente entorno para aprender a través del fracaso. El niño es el protagonista, es el que realiza la tarea, el que vuelve a jugar un nivel, refuerza el contenido y no puede avanzar sin tener que demostrar que entiende cada concepto.
Los juegos tienen sus raíces en la teoría educativa
El potencial de los juegos educativos para los niños se apoya en varias teorías pedagógicas:
Constructivismo: esta teoría sugiere que a través de la interpretación de lo que los niños ven, leen, oyen y hacen son capaces de crear conocimiento.
Teoría del aprendizaje situacional: defiende que los niños aprenden mejor cuando se colocan en contextos auténticos e interactúan con los demás.
Lo que está claro es que los niños adquieren las habilidades y los conocimientos que necesitan cuando están interesados en aprender. Los juegos educativos para los niños son una herramienta básica para conseguir mantener ese interés y que el aprendizaje tenga éxito.
Además de estas cuatro razones principales por las que los juegos educativos para los niños resultan fundamentales en su aprendizaje, también existen otros motivos por los que resultan claves:
- Placer y satisfacción: gracias a la necesidad natural que constituye el juego, los niños prueban, explorar y asumen con normalidad los errores porque les permiten mejorar y eso les produce un gran placer y satisfacción. Disfrutan del proceso.
- Estimula la curiosidad: el juego les permite descubrir nuevas oportunidades y les convierte en personas más creativas que provoca que continuamente se pregunten qué decisiones tomar.
- Estimula el afán de superación y la autoconfianza: el feedback que se genera a través del juego hace que los niños puedan afrontar nuevos retos y esto mejora su autoestima, el reconocimiento social de sus compañeros y fomenta la resiliencia, es decir, la capacidad para superar situaciones adversas.
- Supone una gran oportunidad para expresar los sentimientos: el juego es una herramienta que sirve a los más pequeños para expresar sus emociones. Gracias al juego, los niños asumen su protagonismo y pueden manifestarse tal y como son.
- Favorece la interiorización de las normas de comportamiento social: cualquier juego tiene sus propias reglas que deben conocer y respetar. A muchos niños les cuesta seguir las normas y, en cambio, durante el juego se muestran muy respetuosos con las mismas.
- Estimula el desarrollo de las funciones físicas, psíquicas, afectivas y sociales: dependiendo del tipo de juego, se ejercitan determinadas funciones. En este sentido, son especialmente interesantes los juegos grupales que facilitan el aprendizaje cooperativo.
- Los juegos educativos para niños aprovechan los procesos cognitivos y afectivos: el proceso cognitivo es responsable de funciones como la síntesis, la comprensión, la evaluación y el análisis que habitualmente se asocian con el aprendizaje. Los juegos alcanzan el dominio cognitivo cuando los niños toman decisiones basadas en la información que encuentran. Por otro lado, los procesos afectivos son los que controlan los valores, motivaciones, actitudes, estereotipos y sentimientos e implican el desarrollo de diferentes habilidades como por ejemplo, hacer frente a los desafíos, aprender a gestionar las emociones o saber valorar a los demás.