Hormonas y maternidad
Durante la maternidad sucede en nuestro cuerpo toda una revolución. Primero durante el embarazo, después en el parto y, luego, durante los primeros meses como mamá, pero ¿cuál es el papel que juegan las hormonas en la maternidad?
La mujer está íntimamente ligada a las hormonas. Segregada por una glándula llamada hipófisis que se sitúa en el cerebro, se la conoce como la hormona de la maternidad por excelencia, o también, hormona del amor ya que interviene en todos los procesos que nos vinculan con otros seres humanos. Tanto es así, que esta hormona está presente en el orgasmo, durante el embarazo, en el parto, la lactancia y durante toda la crianza pues es la responsable, en gran medida, de ese profundo sentimiento de amor y protección que sentimos por nuestros hijos.
Las hormonas y la maternidad
Hormonas del embarazo: Qué ocurre
Las hormonas son sustancias solubles producidas en muy pequeñas cantidades que, a través de la sangre, llegan hasta los órganos y regulan su función. La producción de las hormonas femeninas se inicia ya en la etapa intrauterina. Sus niveles son bajos durante la infancia y aumenta durante la adolescencia. Son esenciales para que se produzca la ovulación, fecundación, implantación del embrión, embarazo, en el parto y a lo largo de toda la vida adulta hasta llegar a la menopausia. Durante esta etapa se produce un descenso importante de estrógenos. Esta disminución, puede provocar osteoporosis, enfermedades cardiovasculares u otras patologías como los famosos sofocos.
La oxitocina
Durante el embarazo aparece en pequeñas cantidades, pero a medida que se va acercando el momento del parto sus niveles aumentan. Es una de las hormonas que producen las contracciones del útero, por eso, cuando una mujer ha roto aguas, pero no ha dilatado lo suficiente, los médicos administran esta hormona de manera sintética para ayudar al parto.
Después del parto los niveles de esta hormona se encuentran en lo más alto y te ayuda a hacer frente al cansancio y experimentar una tremenda sensación de euforia. Esta hormona está estrechamente ligada con la maternidad. Probablemente sientas continuas ganas de abrazar a tu bebé, y eso es precisamente lo que debes hacer. Cuando le acurrucas en tu regazo, tanto en tu torrente sanguíneo como en el tuyo, aparece también otra hormona llamada dopamina, que os hace experimentar a los dos una placentera sensación de bienestar.
Adrenalina
Es la hormona que segregamos como mecanismo de defensa cuando tenemos miedo o intuimos peligro. Durante el parto juega un papel muy importante ya que ayuda a la mujer a estar en alerta y pendiente de todo el proceso. El problema es que, si durante el parto se vive una situación de miedo, angustia o ansiedad, los niveles de adrenalina pueden subir por encima de los límites normales e inhibir la secreción de oxitocina, lo que provocaría que el parto se detuviera o fuera más lento. Por esta razón, el ambiente en el que se desarrolle el parto es muy importante para que no haya ningún problema.
Por otro lado, si durante el parto la madre experimenta vivencias agradables, relajantes y está cómoda, podrá disfrutar de una experiencia tan mágica como es el nacimiento de un hijo. De esta manera, se producirá la secreción de endorfinas y la mamá sentirá menos dolor en el momento de dar a luz.
Endorfinas
Es la hormona que producimos en determinados momentos de placer como cuando practicamos sexo, deporte, bailamos, escuchamos música… Es una sustancia que produce en nuestro cuerpo una sensación de felicidad.
Estrógenos y progesterona
Juegan un papel muy importante en la concepción y desarrollo del embarazo. Durante el puerperio, si das el pecho, los niveles de estas dos hormonas se ven frenados, por el efecto que produce la prolactina, que es la hormona responsable de la producción de leche.
Los estrógenos son hormonas que producen principalmente los ovarios. Su función es la maduración del aparato genital femenino para hacerlo fértil. También son los responsables del crecimiento del cabello y las uñas, del aumento de la acumulación de grasa corporal, el aumento de los pechos, la amplitud de la pelvis, el ablandamiento de los huesos, cambios en el sistema venoso o retención de líquidos.
Además, los estrógenos, no sólo tienen su función en el aparato genital femenino, sino también en otras partes del cuerpo humano. Contribuyen al mantenimiento de la masa ósea y a la fijación de calcio en los huesos, facilitan la relajación de las paredes arteriales, aumentando el aporte sanguíneo a los tejidos, ejercen un efecto positivo sobre los niveles de colesterol, influyen en el crecimiento de las neuronas y los neurotransmisores produciendo un efecto positivo sobre el humor y la calidad del sueño, actúan en la mucosa de la vejiga y de la uretra con el objetivo de establecer una frecuencia urinaria regular y normal y mantienen los niveles de colágeno necesarios para que la piel tenga un aspecto sano.
Por su parte, la progesterona es una hormona que se forma con la ruptura del folículo ovárico. Es necesaria para que el útero y los senos se desarrollen y funcionen correctamente. Actúa principalmente durante la segunda parte del ciclo menstrual y también es la responsable de preparar al endometrio para la implantación del embrión.
Como puedes comprobar, las hormonas y la maternidad están íntimamente ligadas, jugando un papel muy importante a lo largo de toda la vida de la mujer, no sólo durante el embarazo, sino que van a seguir jugando un papel fundamental tras el parto.