Dolores durante la primera etapa de la maternidad
Náuseas, vómitos, mareos, cansancio, dolor de cabeza, ardores, somnolencia… son sólo algunas de las molestias que puedes sentir si estás embarazada. Pero ¡no te preocupes! Los dolores en esta primera etapa de la maternidad son totalmente normales.
Debes tener en cuenta que tu cuerpo tiene que sufrir muchos cambios hormonales para que puedas albergar a tu futuro bebé. Todas estas molestias son producto de estos cambios que se están dando en tu organismo.
Dolores durante el embarazo
Problemas durante la maternidad
En algunos casos ni siquiera llegan a ser dolores y son simplemente molestias, otras veces pueden ser más intensos, en función de la etapa de la gestación en la que te encuentres y, en muchos casos, son simplemente sensaciones que empiezas a notar como futura mamá.
Primer trimestre
Los tres primeros meses de un embarazo resultan fundamentales para el correcto desarrollo del bebé ya que es cuando se forman sus órganos vitales. Aunque en muchas mujeres el embarazo no empieza a notarse hasta incluso el quinto o sexto mes, conviene que comiences a cuidarte desde el principio para evitar cualquier riesgo innecesario. Abandona los malos hábitos si es que los tenías, evita el consumo de medicamentos y consulta con tu médico cualquier aspecto o duda que tengas sobre tu alimentación. En esta primera etapa algunas mujeres no tienen ningún síntoma, mientras que otras empiezan a notar los mareos y las náuseas.
Segundo trimestre
Esas primeras molestias típicas del principio del embarazo empiezan a desaparecer. Probablemente ya notarás tu barriga, pero todavía te sentirás ágil y ligera. Es la etapa más gratificante del embarazo. Puedes tal vez padecer somnolencia y dolores de cabeza, pero nada que no puedas solucionar con un poco más de descanso que el que tienes habitualmente.
Tercer trimestre
El desarrollo de tu bebé está llegando a su fin así que es la etapa en la que probablemente te sentirás más molesta. Seguramente notes muchos dolores de espalda y sensación de hinchazón. Te costará encontrar la posición para dormir y probablemente te sientas más cansada y pesada. No te desesperes, ya queda poco, y enseguida tendrás a tu bebé contigo.
Después del parto
- Pechos sensibles y dolorosos al tacto. Cuando te suba la leche, es posible que tengas los pechos tan hinchados que te duelan durante varios días, o que también te molesten y te duelan los pezones. Si das el pecho, asegúrate de hacerlo de la manera correcta. Una mala posición, puede hacer, no sólo que no le llegue la leche suficiente a tu bebé y tengas más posibilidades de sufrir cólicos, sino que también pueden causar grietas y otras heridas más molestas en tus pezones.
Durante la lactancia materna la mastitis (inflamación de la glándula mamaria, normalmente de una de las dos) es muy común. Además de un dolor muy intenso en el pecho, puede manifestarse con fiebre, endurecimiento de la mama, malestar general… Es importante que lo consultes con tu médico para evitar complicaciones mayores.
Si quieres evitar algunos de los problemas más comunes te damos algunos consejos para que tengas una lactancia materna exitosa:
- Dale el pecho a tu bebé lo antes posible. Los especialistas recomiendan hacerlo nada más nacer. Además de que el contacto piel con piel tiene múltiples beneficios, es el mejor momento porque se enganchará de manera natural.
- Infórmate antes de dar a luz de todo lo referente a la lactancia: beneficios, posturas… Después no tendrás tiempo para hacerlo y cuantos más datos tengas, mejor.
- Dale de mamar a demanda. Se recomienda que durante los primeros meses de vida hagas al menos entre 8 y 12 tomas y que nunca pasen más de 3 horas sin comer.
- Evita el uso de tetinas y chupetes al menos durante el primer mes de vida hasta que la lactancia esté bien establecida.
- Estreñimiento. Tras el parto, es posible que tardes varios días en ir al baño y que las hemorroides, la cicatriz de la episiotomía y los músculos perineales doloridos hagan que la defecación te resulte dolorosa. Lo habitual es que antes de salir del hospital te receten algún jarabe o medicamento con efecto laxante para ayudarte. A los pocos días, irá mejorando.
- Episiotomía. Si tuvieron que darte puntos, es posible que te molesten al toser, estornudar, caminar o incluso ir al baño. Es normal que esto ocurra hasta que se cicatricen. Es recomendable que cuides la cicatriz y que te vea un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico.
- Sofocos y escalofríos. La adaptación de tu cuerpo a los niveles hormonales y de riego sanguíneo del posparto puede desequilibrar temporalmente tu termostato interior.
- Entuertos. Tras el parto, tu útero se seguirá contrayendo durante unos días. Notarás más las contracciones mientras amamantas a tu bebé o si tomas medicamentos para reducir el sangrado vaginal.
- Pérdidas vaginales o loquios. Inicialmente más copiosos que las menstruaciones y a menudo con presencia de coágulos, las pérdidas vaginales se irán haciendo progresivamente más claras, empezando de color pardo y acabando de color blanco o amarillento hasta desaparecer por completo al cabo de unos dos meses. No olvides utilizar compresas especiales posparto, ya que no son recomendables las compresas de plástico que utilizas habitualmente para la regla.
- Peso. Después de haber dado a luz, probablemente pesarás entre 4 y 6 kilos (el peso del bebé, la placenta y el líquido amniótico) menos de lo que pesabas al final del embarazo. Durante la primera semana del posparto, el peso adicional constituido por agua irá disminuyendo a medida que tu cuerpo recupere su equilibrio de sodio. En cualquier caso, no debe preocuparte ni convertirse en una obsesión. Tu cuerpo está pasando por diversos cambios.
Ahora que ya conoces los dolores típicos de la primera etapa de la maternidad, no tendrás que preocuparte. Si tienes alguna duda, lo mejor es que consultes con tu médico habitual.