Diferencias entre una buena y mala alimentación infantil
Las diferencias entre una buena y mala alimentación infantil radican en que, la primera tiene como principal objetivo mantener la salud y prevenir enfermedades crónicas, mientras que la segunda, puede aumentar los riesgos de sufrir enfermedades del corazón, obesidad y otras patologías.
Aunque tu bebé aún te parezca demasiado pequeño como para que la alimentación de ahora repercuta en el día de mañana, la realidad es que así es. No sólo le estás educando a comer de forma sana y equilibrada, sino que también contribuyes a que su desarrollo y crecimiento sea el correcto y evite problemas alimenticios en el futuro.
Diferencias entre la alimentación infantil en el primer y tercer mundo
Beneficios de una buena alimentación infantil
Cuando hablamos de las diferencias entre una buena y mala alimentación infantil, no sólo nos referimos a los alimentos en sí, sino también a la forma en la que se desarrolla el momento de las comidas. Una buena alimentación infantil lleva consigo unos correctos modales que también forman parte de la educación de los niños. No comer deprisa, ni a deshoras, no gritar ni chillar, no convertir la comida en un premio o un castigo, no obligar a comer cuando no quieren más… Forman parte de una alimentación sana.
Otra de las diferencias entre una buena y mala alimentación es que, en la primera, el desayuno juega un papel muy importante, especialmente según van creciendo, ya que es imprescindible que empiecen el día con energía. De hecho, debe ser la comida más fuerte del día junto con la del mediodía. También es muy importante hacer cinco comidas al día para evitar llegar a cualquiera de ellas con mucha hambre.
Respecto al desayuno, cabe destacar que, según estudios recientes, está demostrado que un porcentaje de los niños que sufren obesidad salen de casa sin desayunar. Enseñarles a llevar una buena alimentación infantil desde que son pequeños es una tarea fundamental que nos corresponde como padres.
Beneficios de una buena alimentación infantil
Estado de ánimo
Cuando un bebé recibe una buena alimentación está de mejor humor, más activo, alegre y feliz. De hecho, uno de los síntomas indicativos de intolerancia o alergia a algún alimento es que el carácter del bebé cambia y se vuelve mucho más irritable, afectándole en su vida cotidiana.
Prevención de enfermedades
Uno de los beneficios de una buena alimentación infantiles que previene de enfermedades, no sólo en esta etapa sino también cuando son adultos. Obesidad, enfermedades cardiovasculares, problemas del aparato digestivo… Según varios estudios, los niños que desde que son bebés llevan una alimentación natural y equilibrada son más sanos. En España, resulta preocupante el número de niños que padecen obesidad. La ingesta de chucherías y otros productos industrializados como la bollería, las patatas fritas… es una de las principales razones por las que se produce. Es responsabilidad de los padres evitar el consumo de este tipo de alimentos que no contienen calorías nutritivas.
Hábitos de vida saludables
Acostumbrar a tu bebé, incluso desde el embarazo, a llevar una alimentación sana y equilibrada hará que cuando empiece a tomar otros alimentos además de la leche materna, los disfrute mucho más y no los rechace. Por otro lado, comenzar desde pequeños a llevar una dieta equilibrada es inculcarles hábitos de vida saludables.
Según la Organización Mundial de la Salud, una alimentación inadecuada en esta etapa es uno de los principales factores de riesgo de mala salud a lo largo de la vida. Pobre rendimiento escolar, alteraciones en el desarrollo social y enfermedades crónicas pueden estar relacionadas con no haber llevado una buena alimentación infantil.
Consecuencias de una mala alimentación infantil
Lo primero que debes saber es que los niños comen por necesidad, no por obligación, por eso es importante que no te desesperes si tu peque es un mal comedor ni que tampoco pierdas la paciencia o conviertas las comidas en ratos estresantes porque vuestra conducta juega un papel muy importante en la conducta alimenticia de vuestros hijos.
El resultado más inmediato de una mala alimentación, escasa en vitaminas, minerales y demás nutrientes que un niño necesita es que se sentirá más agotado, cansado, rendirá mucho peor y le costará más realizar sus tareas y rutinas diarias. También tienes que tener en cuenta que un niño puede estar gordito y sin embargo malnutrido, si lo único que come es bollería industrial o comida rápida.
Los niños con una mala alimentación presentan alteraciones en la piel, trastornos en la pigmentación del cabello, problemas de visión, enferman con más facilidad y no se desarrollan adecuadamente ni física ni mentalmente. Otras de las enfermedades que aparecen son anemia, problemas de tiroides, bocio o raquitismo.
Los primeros síntomas de una mala alimentación infantil son el cansancio, los calambres, los dolores de cabeza, trastornos del carácter, adormecimiento… Además, el consumo excesivo de determinados alimentos perjudiciales para la salud también puede provocar ciertas enfermedades como caries, obesidad infantil o sobrepeso.
Los primeros años de vida de un niño, aunque te parezca que no tiene importancia, marcan gran parte de su salud en la etapa adulta. De una buena alimentación infantil en la infancia y durante la adolescencia, depende en gran medida tener buena salud y una vejez longeva.
Una dieta pobre en ciertos nutrientes o rica en alimentos poco recomendables para la salud, aumentan el riesgo de padecer obesidad, diabetes, colesterol, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer.
Ahora que ya conoces las diferencias entre una buena y una mala alimentación infantil, preocúpate de que tus hijos lleven una correcta alimentación y unos hábitos de vida saludables.