8 cosas que los padres rara vez hacen pero deberían hacer

Hay tanta presión para ser padre y tantas cosas que los padres rara vez hacen pero deberían hacer. Nuestros hijos no vienen con un manual de instrucciones, ni siempre surge un instinto "natural" a la hora de criarlos. Así que buscamos estrategias de crianza y listas de "qué hacer" y "qué no hacer" con la esperanza de hacerlo bien. Sin embargo, con todos los consejos bienintencionados de nuestros seres queridos y la enorme cantidad de información sobre crianza y desarrollo infantil que hay en Internet, podemos sentirnos desbordados. Puede ser difícil averiguar qué es lo que más le conviene a usted y a su familia.

Compartimos una lista de cosas que los padres rara vez hacen, pero que deberían hacer, y por qué pueden ser útiles. No se trata de añadir más cosas a tu lista de cosas que hacer como padre, sino de simplificar un poco las cosas, aliviar la presión o mejorar lo que ya está ocurriendo en tu familia.

8 Things Parents Rarely Do But Should

He aquí ocho cosas que los padres rara vez hacen pero que deberían plantearse intentar:

1.

Debe haber momentos durante el día en los que los niños (y usted) estén alejados de las pantallas: televisión, iPad, consolas de videojuegos, teléfonos móviles. Sí, la tecnología ha llegado para quedarse, y no es que sea mala. Pero hay estudios que indican que limitar el acceso de los niños a las pantallas puede influir en su bienestar físico y mental. Pero no se trata sólo de las implicaciones para la salud. Cuando desconectas de las pantallas, puedes sintonizar con los demás. Esto les permite estar más presentes y comprometidos con los demás, lo que repercute enormemente en el bienestar de sus hijos.1

2. Desordenarse

Los niños se benefician mucho cuando pueden desordenarse, y usted se libera de la presión de tener las cosas "así" o limpias todo el tiempo. Estar al aire libre, incluso durante 20 minutos, puede tener un impacto positivo en los niveles de estrés y en el bienestar general. Además, ensuciar también permite a nuestros hijos mover el cuerpo de diferentes maneras, explorar texturas y practicar sus habilidades motoras finas y gruesas mientras exploran cosas nuevas.2,3,4

3. Dejar que cometan errores

Dejar que los niños cometan errores es algo que los padres rara vez hacen, pero que deberían hacer. Pero esto puede ser difícil, ya que a menudo intervenimos y arreglamos las cosas para evitar que nuestros hijos sientan dolor o angustia. Sin embargo, cuando hacemos esto, accidentalmente enviamos a nuestros hijos el mensaje de que no confiamos en ellos o no creemos que puedan hacer las cosas por sí mismos. También podemos hacer que dependan de nosotros para que nos apresuremos y arreglemos las cosas, ya que no aprenden a hacerlo por sí mismos. Sin embargo, al hacer menos, estás haciendo más por tu hijo. Experimentarán una mayor autoestima y confianza, aprenderán sobre sus capacidades, desarrollarán la resiliencia y aumentará su bienestar cuando puedan cometer errores y aprender de ellos. Esto no significa que no estés ahí para apoyarles, pero puede quitarte la presión de precipitarte y arreglarlo todo.5

4. Sé amable contigo mismo

La mayoría de los padres hablan con amabilidad y compasión a sus hijos, pero pueden olvidarse de hablar con amabilidad consigo mismos. Nuestros pequeños lo captan todo. Se dan cuenta de que no eres lo suficientemente tolerante contigo mismo, de que tienes expectativas muy altas, de que no te cuidas o de que siempre pones a los demás por delante de ti. Enséñales que está bien ser amable, compasivo y respetuoso consigo mismo, dar prioridad a sus necesidades y cuidarse.6

5. Déjales sentir lo bueno y lo malo

Es duro cuando tu hijo se siente triste o disgustado, pero experimentar sentimientos incómodos no es algo que podamos evitar. Nuestros hijos necesitan oportunidades para aprender a lidiar con esos sentimientos y a procesarlos. Eso significa "sentarse con" y experimentar la emoción. Si nos apresuramos a arreglar las cosas demasiado rápido, podemos decirles sin querer que:7

    No creemos que puedan hacer frente a este gran sentimiento;

    Que el sentimiento es algo aterrador, terrible, o algo que hay que evitar y;

    Sus sentimientos no son válidos si les decimos que no es tan malo o que lo superen demasiado rápido.

No digo que no les apoyes, pero sí que está bien que tengan sentimientos fuertes. Los padres rara vez pero deberían sentarse junto a su hijo y decirle algo como: "Veo que ahora te sientes mal porque tu amigo ha dicho cosas malas de ti. Es normal sentirse triste cuando ocurre algo así. Estoy aquí si me necesitas para que te abrace o para ayudarte de alguna otra forma".7

6. Anímales a elogiarse a sí mismos

Es fácil acostumbrarse a decir "buen chico" o "buena chica" cuando nuestros hijos hacen algo positivo. Queremos animarles o conseguir que repitan algún comportamiento "objetivo". Sin embargo, lo único que aprenden nuestros hijos es a hacer cosas para ganarse la aceptación de los demás o que los buenos sentimientos sólo pueden venir de otras personas y no de ellos mismos. En lugar de elogiarles automáticamente, pregúntales cómo se sienten acerca de algo que han conseguido o pregúntales cómo han conseguido algo.8

Luego, si quieres respaldarlo con elogios, asegúrate de elogiar sus esfuerzos más que el resultado, para que se sientan bien por intentarlo y no por conseguir siempre el objetivo final. Por ejemplo, dile: "Ah, quieres enseñarme tu cuadro. ¿Cómo te sientes después de terminarlo?". Si afirman que se sienten bien o positivos de alguna manera, apóyalo diciendo: "Sí, entiendo por qué te sientes tan orgulloso; veo el tiempo que te ha llevado y lo cuidadoso que has sido. Un esfuerzo impresionante". 8

7. Tener tiempo en familia con regularidad

Todos estamos tan programados. Es casi parte de esa cultura del ajetreo que el "tiempo libre" es "tiempo perdido". Pero no lo es; conectamos de verdad en esos momentos tranquilos en los que no estamos distraídos. Algo que los padres rara vez hacen, pero que deberían hacer, es intentar aprovechar los momentos de inactividad y asegurarse de que intentan conectar con sus hijos.9

Puede ser en el trayecto en coche al entrenamiento de fútbol o a las clases de baile, puede ser en los momentos en que les ayudas a atarse los cordones de los zapatos, o puede ser programando una noche de cine o de juegos en familia para los viernes por la noche. Si no sabes cómo conectar o cómo iniciar una conversación, puedes intentar hacer una pregunta a todos los miembros de la familia alrededor de la mesa y ver lo parecidos o diferentes que sois. Cuanto mayor sea el niño, más sofisticada será la pregunta. Puedes preguntar qué animal sería si pudiera ser cualquier cosa, qué trabajo le encantaría hacer de mayor, por qué y cuál es su color favorito. No se trata de la pregunta, sino de que muestres interés por su respuesta.9

8. Deje que tome decisiones

Sé que parece sencillo: su hijo toma decisiones. Pero reflexiona sobre ello. ¿Cuánto supone usted acerca de su hijo, o cuánto de sus necesidades/deseos entran en sus decisiones de crianza? Tu hijo elige su ropa a diario, pero ¿quién se la compra? Sí, su hijo puede decidir si quiere practicar un deporte extraescolar, pero ¿quiere practicar un deporte o prefiere el arte o el teatro?10

A veces, nuestros prejuicios e intereses subconscientes determinan lo que ofrecemos a nuestros hijos, de modo que moldeamos sus elecciones antes incluso de que decidan. Los padres rara vez pero deberían examinar las áreas de su vida familiar que podrían ser de su elección en lugar de la de sus hijos. Fíjate si son áreas en las que podrías contar con su opinión en lugar de ser tú quien guíe todas las opciones. Queremos que nuestros pequeños se sientan seguros de lo que son, no de lo que les estamos haciendo ser. No se trata de si quieren ir al colegio o de si son inseguros o hacen daño a los demás. No tenemos por qué dejar de poner límites, pero podemos aprovechar la singularidad de nuestros hijos y apoyar el desarrollo de su autoidentidad de diferentes maneras.10

Recuerda que no necesitas ser un padre perfecto; no todas estas ideas se aplicarán a ti y a tu familia. Si crees que algo encaja o suena positivo, ¡inténtalo! Si te parece demasiado o inadecuado para tu familia, no fuerces una "clavija cuadrada en un agujero redondo". Tú eres el experto en tu familia, pero prueba algunas de las estrategias y comprueba si dan lugar a conversaciones interesantes o cambios en tu dinámica familiar.

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