Cómo alimentar a los niños pequeños: 5 errores comunes y 5 soluciones fáciles
Estoy en una sala llena de padres, enseñándoles a alimentar a sus hijos pequeños. Cuando pido a los padres que compartan sus dificultades, sus historias suenan exactamente igual.
El niño, de bebé, solía comer de todo y ahora rehúye muchas verduras y la carne. Algunos días come mucho y otros apenas toca sus comidas. Lo que digo sorprende a la mayoría de los padres y convierte su sentimiento de culpa en esperanza. Les digo que lo que está ocurriendo es normal y que evitar los errores alimentarios habituales en la primera infancia marcará una gran diferencia en la forma de comer de sus hijos a largo plazo.
He aquí 5 de los errores más comunes en la alimentación de los niños pequeños, seguidos de soluciones fáciles.
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1. Cuando los hábitos alimentarios de un niño cambian, muchos padres se asustan pensando que algo va mal. Esto lleva a etiquetar al niño como "quisquilloso", seguido de los errores alimentarios que se mencionan a continuación.
La mayoría de los padres no se dan cuenta de que el crecimiento se ralentiza mucho en el segundo año de vida, lo que provoca una disminución del apetito. Durante ese periodo, la mente también se está desarrollando. Los investigadores creen que ser quisquilloso con la comida puede ser un rasgo adaptativo desarrollado para proteger a los niños pequeños móviles del consumo de plantas tóxicas. Los estudios demuestran que el miedo a los alimentos nuevos alcanza su punto máximo entre los 2 y los 6 años y disminuye gradualmente a medida que los niños envejecen.
Solución fácil: Cuando los padres aprenden a considerar el picoteo como una parte normal del desarrollo, dejan de culparse a sí mismos o a sus hijos, y la hora de comer es más agradable para todos.
2. Dar a los niños demasiadas opciones: ¿Te suena familiar?
Padre: ¿Qué quieres para comer?
Niño: No lo sé.
Padres: ¿Las sobras de lasaña?
Niño: No. ¡No me gusta la lasaña!
Padre: Acabas de comer un poco anoche. ¿Qué tal un bocadillo de pavo?
Niño: ¡Quiero nuggets de pollo! ¡Quiero nuggets de pollo!
Solución fácil: no es necesario consultar a su hijo, que por cierto disfruta diciendo la palabra "no", sobre lo que comerá en cada comida. Simplemente planifica y sirve comidas con al menos un plato que le guste, ofreciendo periódicamente los favoritos de tu hijo. Y si le das a elegir, hazlo entre dos productos: ¿quieres un sándwich de pavo o uno de mantequilla de cacahuete y mermelada?
3. Confundir las tareas: La mayoría de los errores en la alimentación se producen cuando los padres intentan controlar la alimentación del niño (le exigen que coma a bocados, le controlan la elección de alimentos) o cuando se permite al niño demasiado control sobre la elección de alimentos (cocinar a corto plazo, comer bocadillos todo el día).
Solución fácil: la experta internacional en alimentación Ellyn Satter recomienda un reparto de responsabilidades a la hora de alimentar a los niños: Los padres deciden el qué, el cuándo y el dónde de la comida, y los niños deciden el si y el cuánto de la comida. De este modo, las batallas por la comida desaparecen y los niños comen mejor sin tanta presión.
4. Llenan la barriga: Las barrigas de los niños pequeños, del tamaño de un puño, se llenan con facilidad. Un error frecuente es dejar que los niños tomen leche y zumos a lo largo del día o que piquen entre horas, lo que disminuye el apetito y la ingesta en las comidas principales.
Solución fácil: Alimenta a tu hijo de forma estructurada, es decir, que la mayoría de las comidas y tentempiés tengan lugar en un lugar determinado, como la mesa de la cocina, a la misma hora todos los días. Mantén la ingesta de leche en menos de 24 onzas y de zumo de fruta 100% en no más de 4-6 onzas.
5. Mejorar más: Durante una comida fuera escucho a un padre decir "buen trabajo" después de que su hijo de 3 años se acabe la pizza. Este padre no es el único. Según un estudio publicado en
Apetito, el 85% de los padres utilizan elogios, razonamientos y recompensas para conseguir que los niños pequeños coman más a la hora de comer. El problema es que esto enseña a los niños a ignorar la sensación de hambre y saciedad y a comer más allá de la saciedad.
Solución fácil: en lugar de hacer comentarios sobre cuánto comen los niños, anímales a escuchar a su estómago. Si comen muy poco, recuérdales cuándo es la próxima comida y asegúrate de que han comido lo suficiente. Cuando se aplican prácticas alimentarias coherentes, los niños pequeños regulan bien su ingesta. Eso sí, no esperes que coman las mismas cantidades de una comida a otra.
Si consigues evitar los errores habituales en la alimentación, tu hijo pequeño se convertirá en un niño en edad escolar que se diversifica con la comida, se siente bien comiendo y recibe la cantidad adecuada para su tipo de cuerpo. No siempre es fácil, pero merece la pena.
¿A qué retos se enfrenta cuando alimenta a su hijo pequeño?
Descárgate nuestra guía "De los primeros bocados a los aperitivos" para facilitar la alimentación de tus hijos.
Imagen de madre alimentando a su bebé vía shutterstock.