Las madres regañonas crían a sus hijas con éxito, según la ciencia
Si creciste con tu madre sugiriéndote gentilmente que terminaras tus tareas y el crédito extra, instándote a terminar tus tareas y ayudar a tu hermano, animándote a postularte para el gobierno estudiantil y el equipo universitario de atletismo, y en general poniéndote de los nervios como adolescente, como adulto, tal vez quieras escribirle una nota de agradecimiento.
Un estudio realizado por la Universidad de Essex descubrió que las hijas cuyas madres las regañaban constantemente durante la adolescencia tenían más probabilidades de tener éxito más adelante en la vida que aquellas con madres "guays" y relajadas que las dejaban quedarse hasta tarde en las noches de escuela.
El estudio examinó las vidas de la friolera de 15.500 niñas de entre 13 y 14 años en el curso de seis años. Los investigadores encontraron que las jóvenes con padres fastidiosos (generalmente, madres) que se mantenían al tanto de sus tareas, su trabajo escolar y sus responsabilidades familiares encontraban más éxito en la vida.
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"La medida de las expectativas en este estudio refleja una combinación de aspiraciones y creencias sobre la probabilidad de asistir a la educación superior reportada por el padre principal, que en la mayoría de los casos es la madre", dijo el estudio. Las niñas tenían menos probabilidades de terminar embarazadas en la adolescencia, y por lo tanto más probabilidades de ir a la universidad, más probabilidades de terminar en una carrera bien remunerada, y menos probabilidades de enfrentar períodos prolongados de desempleo. Todo ese éxito gracias a padres con expectativas altas y constantes. El estudio no dice que usted tiene licencia para regañar a su hija hasta la muerte, por supuesto, pero sí deja claro que los niños - o al menos las hijas - se benefician de padres que establecen expectativas consistentes.
Otro hallazgo que podría calentar los corazones de los padres exhaustos en todas partes es que parece que los niños están escuchando incluso cuando se piensa que no lo están: "En muchos casos, logramos hacer lo que creímos más conveniente para nosotros, incluso cuando esto fue en contra de la voluntad de nuestros padres", escribió la autora del estudio Ericka Rascon-Ramirez, ahora profesora de la Universidad Middlesex de Londres.Pero por mucho que nos esforcemos por evitar las recomendaciones de nuestros padres, es probable que terminen influyendo en las decisiones..." Así es, la voz de mamá se les mete en la cabeza, les guste o no.
En otras palabras, si su hija adolescente pone los ojos en blanco, puede que esté haciendo bien las cosas de padre.
- Este artículo apareció originalmente en SouthernLiving.com.